“Otra forma de mirar”
Con la resaca del viaje, me piden redactar un texto explicando mi experiencia
personal con el curso de formación recién hecho. Mi primer pensamiento es ¿y cómo
lo hago? ¿Cómo expreso estos casi dos días de encuentro que nos ha removido por
dentro y que nos ha devuelto por el adecuado sendero de nuestra profesión? Y no es
que yo estuviese perdida, o que me hubiese desviado de él, pues llevo años, desde
que llegué a este mundillo, sabiendo que este es mi camino deseado y elegido. Pero
hay momentos, situaciones, personas que se interponen, que te bloquean y que te
hacen parar y plantearte si eres capaz de superar ese obstáculo y continuar con tu
labor. Es ahí entonces, cuando tienes que mirar dentro de ti misma, de tu vocación.
Pero ¡ay amiga!, ¿cómo se hace?.
De distintas Casas de nuestra geografía, un pequeño grupo nos reunimos en Pozuelo,
en la Casa de Espiritualidad de los Misioneros Oblatos. Un enorme centro de
encuentro que nos acoge este día y medio, cuya primera impresión fue de ser frío
por su inmensidad, pero que presentaba todas las comodidades que necesitábamos.
Enseguida Isabel nos hace entrar en calor y desprendernos de nuestra timidez
inicial, y nos embarcamos en la aventura de compartir experiencias, vivencias y
conocimientos que no teníamos olvidados, pero sí aparcados. Beatriz nos invita a
mirar como lo hacía María Rosa Molas, que puso los cimientos de nuestra profesión
velando por los derechos de los más necesitados. Alejandro nos dibuja el perfil de
nuestra profesión: los valores, la formación, la misión, el trabajo en equipo…en
definitiva, nuestras cualidades para el cuidado en mayúsculas de nuestros
residentes. Llega el turno de Pedro Sosa, que nos habla de su experiencia como
internista en cuidados paliativos, de la VOCACIÓN en mayúsculas y que nos enseña
a cómo reconectar con nuestra labor cuando aparecen los inconvenientes que nos
bloquean en nuestro trabajo. Para mí, fue como el último número del pin que cuando
lo introduces, se abre la pantalla del móvil y te permite acceder a su contenido.
Además, nos regala su voz y su música y así consigue crear la atmósfera de calor que
la inmensa casa se resistía en darnos.
El punto final lo pone Isabel, recordando nuestra identidad, los valores y la misión
de nuestros Centros, y cierra con una frase que resuena en mí, que comparto y que
resume mi forma de mirar mi profesión: “ESTOY DÓNDE QUIERO ESTAR, ESTE
ES MI LUGAR”. Para mí, esta es mi definición de vocación.
Y así, con la mochila llena de optimismo, de energía renovada, experiencias
compartidas y de compromiso, regresamos a casa con la misión de compartir y
contagiar lo aprendido. De mantener y de transmitir otra forma de mirar en nuestro
trabajo. Sólo me queda dar las gracias por esta vivencia y por la oportunidad de
compartirla. Espero haber cumplido con la petición de plasmar lo vivido estos “ocho”
días. ¡Gracias y nos vemos en la próxima!
Testimonio de Vanesa, Auxiliar de Enfermería en la Residencia Santa Mª Rosa Molas (Almazora)