Tuve la suerte de estar presente cuando la residencia abrió sus puertas y confieso que me invadió una gran incertidumbre al no saber cómo se desarrollaría el trabajo en un centro nuevo, una congregación nueva y unos compañeros nuevos. Años después solamente puedo dar gracias porque formar parte de la Familia Consolación me ha hecho sentirme acogida, acompañada y valorada, y de la misma manera yo intento transmitir ese cariño a nuestros mayores para que también puedan sentirse cuidados y queridos.
Trabajar con personas mayores es una experiencia enriquecedora. Es una realidad que no siempre es fácil pero que a veces, los gestos más sencillos son los que ellos más necesitan: escucharles, hablarles, acompañarles y mostrarles cercanía conforme nos gustaría que nos tratasen a nosotros y a nuestros seres queridos. Sinceramente, me siento privilegiada de poder compartir con ellos esta etapa de sus vidas y sé que soy una afortunada por desarrollar mi labor donde lo hago y por contar con tanta gente buena alrededor.
Este lugar me ha enseñado que no hay nada más bonito que dar y recibir. Me siento agradecida a Dios, a las personas y a la vida. Gracias de corazón.
Silvia Fernández García, Trabajadora Social.
Residencia Santa María Rosa Molas, Almazora (Castellón).
Desde su apertura el 14-11-2015, hace cuatro años.