Soy Mª Ángeles Mínguez Rubio, tengo 45 años y soy directora técnica de la Residencia Villa Consolación de Zaragoza, en la que llevo trabajando desde diciembre de 2014.
Siempre he tenido una sensibilidad especial por las personas mayores, quizás el hecho de que mis padres lo sean, me hace ponerme en el lugar de ellos y en el de sus familias. Trabajar en una residencia no siempre es fácil, nuestro trabajo a veces es muy complejo y vemos y oímos cosas que a veces la sociedad intenta esconder y ocultar. El trabajo de todo el personal es muy duro, el cariño y amor con el que tratan a los mayores es digno de mención y para eso, es muy importante la vocación. En mi caso, ésta ha crecido en la misma proporción que el tiempo transcurrido desde la primera vez que entré en esta casa y mi vinculación con la Congregación.
El trabajo, los residentes y la convivencia con Hermanas y compañeros me ha hecho ver y sentir que este es mi verdadero recorrido profesional. Esto me ha hecho entender mejor quién soy, qué quiero, hacia dónde va mi camino y para qué soy útil. Trabajar en un centro de la Consolación me hace simplemente feliz.
Los últimos meses han sido especialmente duros, quizás los más duros de mi vida, pero como de todo lo malo sale siempre algo bueno, he visto como la familia de la que todos formamos parte se ha reforzado enormemente. Me he sentido acompañada, querida, apreciada y sobre todo enormemente contenta por hacer un trabajo útil y necesario para muchos.
Pero la vocación de la que hablaba antes no es suficiente, como personal de la Consolación, tenemos que tener un Carisma especial, una serie de características propias que nos hagan diferentes al resto.La escucha es muy importante para todos todos los que nos rodean, ya sean residentes, trabajadores o familias. No podemos obtener la confianza de todos ellos si estos perciben que ignoramos sus propuestas y que no apreciamos sus ideas. No debemos ser conformistas, siempre existen cosas susceptibles de ser mejoradas y por lo tanto hay que actuar para cambiar. No tengamos miedo, estamos aquí para hacer una labor fundamental.
Tenemos que ser capaces de elaborar un proyecto personal que genere confianza y que podamos (o por lo menos lo intentemos) enfrentarnos a cualquier inconveniente por imposible que sea. Tenemos que ser creativos, si queremos resultados diferentes tenemos que seguir métodos distintos y para eso estamos nosotros y todo el equipo humano que forma la Consolación. Hay que ser emocional y apelar y recurrir a los sentimientos y a la pasión por nuestro trabajo y por nuestra misión.
Demostrar vulnerabilidad y entregar tu confianza es fundamental, y no debemos tener temor en exponer nuestras inseguridades. Y sobre todo, el sentido del humor en nuestro duro trabajo endulzará nuestra vida y la de todos los que nos rodean.
Definitivamente la tarea no es fácil, y en los tiempos en los que vivimos lo es mucho menos, pero sin duda, el espíritu de la Madre María Rosa Molas, nos inspirará para encontrar la fuerza que necesitamos para continuar con nuestro trabajo.