Hace un par de semanas ha tenido lugar el ENCUENTRO DE RESIDENTES DE LA ZONA SUR, en Sevilla, en el cual personas mayores, trabajadoras, Hermanas y personas voluntarias han podido disfrutar de un día lleno de actividades y momentos compartidos.
Y la mejor manera de contaros un poco más sobre esta actividad es mostrando los testimonios de quienes participaron en este momento de Familia Consolación, por ello, compartimos con vosotras y vosotros los testimonios de Juana D (participantes del encuentro y residente de la casa de Nuestra Señora de los Dolores) y de Justi (trabajadora participantes en el encuentro de residentes):
«El pasado 6 de Noviembre la Residencia Geriátrica “Nuestra Señora de Los Dolores” de Córdoba vivió un día especial e inolvidable en su visita a la residencia de Sevilla. Fue un encuentro lleno de cariño y humanidad, un momento de reencuentro entre corazones que compartieron sonrisas, miradas y abrazos. La calidez que nos ofrecieron los residentes de Sevilla y la alegría de nuestros mayores al reunirse con ellos hicieron de esta jornada algo verdaderamente entrañable.
Comenzamos el día con una visita al Acuario de Sevilla, donde nuestros residentes, fascinados, recorrieron el maravilloso mundo marino, volviendo por un instante a la ilusión de la infancia. En cada rincón, en cada sonrisa y en cada momento se revivían los valores de nuestra querida fundadora, Santa María Rosa Molas, quien nos enseñó que cuidar y consolar son los mayores actos de amor, y que en la humildad y la sencillez encontramos la autenticidad y la grandeza de ser humanos.
Tras compartir una comida en la que abundaron las risas, los residentes de ambas residencias disfrutaron de música y baile, entregándose a la magia de un día donde la empatía y la conexión fueron protagonistas. Fue una jornada única, llena de alegría, donde compartimos experiencias y nos recordamos unos a otros la importancia de cuidar y acompañar, como lo haría nuestra fundadora.
Para mí esta jornada fue tan significativa como inolvidable. A pesar de haber salido de mi turno nocturno y sin apenas dormir, fui con el corazón lleno de ganas de acompañar y de estar ahí para ellos. Desde el primer momento, mi energía y entrega fueron completas, porque sabía que ese día era especial para nuestros mayores y quería que sintieran todo el cariño y la dedicación que merecen.
Cada sonrisa que pude ver en sus rostros, cada momento compartido, fue como una recompensa que llenó de sentido mi esfuerzo. Me sentí plenamente a la altura de lo que ellos necesitaban y de lo que esta excursión significaba: un día de compañía, de alegría y de comunidad. Me entregué a cada instante con todo el entusiasmo que tenía, disfrutando junto a ellos y estando presente para sus risas, sus recuerdos y sus emociones. Al final del día me llevé conmigo algo mucho más valioso que el cansancio: la satisfacción y la alegría de haber sido parte de un momento que quedará grabado en todos nuestros corazones.
Mi más sincero agradecimiento a la residencia de Sevilla por la maravillosa acogida que nos brindaron. Desde el primer momento, nos hicieron sentir como en casa, recibiéndonos con una cercanía y una calidez que nos llenaron de alegría y tranquilidad. Los residentes de Sevilla nos abrieron sus corazones con generosidad, compartiendo con nosotros sus historias, sus risas y su amistad, y convirtiendo este encuentro en un gran recuerdo.
Gracias por cada sonrisa y por cada gesto que nos hicieron sentir en familia. Nos llevamos con nosotros el cariño de sus residentes y la hospitalidad de su equipo, y esperamos que éste sea solo el comienzo de una amistad que crecerá y se fortalecerá con el tiempo.
Esta excursión quedará guardada en los corazones de quienes la vivieron, como un día donde Sevilla y Córdoba, nuestras dos residencias, se unieron bajo el mismo deseo: cuidar y acompañar con amor, con consuelo y con humildad.»
-Justi-